EL CASO DE RANDY McCOY Y EL TRATAMIENTO DE TRAUMA CEREBRAL
Una de las conferencias que nos dio el Dr. Sears hace unos años, se trató sobre “trauma cerebral”. Describió la inflamación como una compleja orquestación de eventos pro y anti inflamatorios usualmente asociado con dolor y nos explicó las rutas bioquímicas a través de las cuales queda muy claro que enzimas, factores nucleares y receptores intervienen y de qué manera a través de la alimentación y de los ácidos grasos poliinsaturados podemos revertir el daño.
Entre muchos ejemplos, mencionó el de Randy McCoy, quedó vivo en un accidente en una mina, pero con muy pocas posibilidades de sobrevivir ya que presentaba insuficiencia hepática, renal, cardíaca y trauma cerebral. De hecho, en los estudios que se le realizaron no se observaba sustancia blanca que pudiera ser indicador de actividad cerebral. El neurocirujano que era responsable de salvarlo (por presión del gobernador), contactó al Dr. Sears sabiendo que él estaba haciendo investigaciones con dosis altas de ácidos grasos con muy buenos resultados. Decidieron darle una dosis altísima durante 2 meses y así reducirla gradualmente. Seis meses después su corazón, hígado, riñones y especialmente su cerebro, estaban bien. Recuperó la vida y pudo reintegrarse a su familia y a la vida productiva como la tenía antes del accidente.
Concluyó que si solo tuviéramos que cuidar un órgano, éste debería ser el cerebro, hablar de un trauma son palabras mayores, pero sí podemos cuidar nuestro estilo de vida para mantenerlo en óptimas condiciones.